miércoles, 27 de agosto de 2008

Pre-Historia

Prehistoria, término empleado para definir el periodo de la historia transcurrido desde el inicio del proceso de la evolución humana hasta la aparición de los testimonios escritos, así como la disciplina que se ocupa de su estudio.

LA IMPRESCINDIBLE ARQUEOLOGÍA

Una sociedad sin escritura debe confiar en la tradición oral para conservar los rastros de su pasado. Los relatos y mitos pretéritos son transmitidos oralmente de generación en generación, lo que a menudo requiere una enorme capacidad de memoria por parte de algunos miembros de la sociedad. Esta narrativa memorista desaparece cuando la misma sociedad muere. La arqueología se convierte de este modo en el único medio para reconstruir la naturaleza y los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos sin escritura: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte. La excavación de un yacimiento prehistórico aporta testimonios que permiten suponer, por ejemplo, que una tumba debió pertenecer a un hombre (mediante el análisis del esqueleto) y que éste pudo ser un personaje de gran importancia (gracias a la presencia de un rico ajuar funerario). Pero no puede decirnos, sin embargo, cuál era su nombre, qué había hecho, qué lengua hablaba o qué fue lo que dijo. Por esta razón, el estudio de la prehistoria tiende a centrarse en aspectos más amplios, como son la evolución de los pueblos y de las culturas o el desarrollo de la tecnología y de las ideas, cuestiones inducidas a partir de los artefactos que han llegado hasta nosotros.

En la primera mitad del siglo XIX, el arqueólogo danés Christian Thomsen estableció, en su Guía de las antigüedades nórdicas (1836), la clásica división de la prehistoria en tres periodos que, aún hoy, constituye la periodización más elemental de ese largo periodo de la humanidad: edad de piedra, edad del bronce y edad del hierro.

3 EDAD DE PIEDRA

Los paleontólogos españoles Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez, el primero de ellos codirector y el segundo miembro del equipo científico responsable del estudio del yacimiento de Atapuerca que en 1997 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, publicaron en 1998 una obra que situaba los importantes descubrimientos obtenidos en las proximidades de la ciudad española de Burgos dentro del conjunto de los conocimientos científicos sobre la evolución humana. El texto siguiente reproduce el epígrafe dedicado en ese trabajo al llamado Homo antecessor, identificado por vez primera a raíz de las investigaciones de Atapuerca, que es una especie antepasada tanto del actual ser humano (Homo sapiens sapiens) como del Homo sapiens neanderthalensis u hombre de Neandertal.
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La edad de piedra es el periodo prehistórico en el cual el instrumental empleado por el hombre estaba construido principalmente con ese material, pero también con hueso, cornamentas de cérvidos o madera. En 1865, el naturalista y político británico John Lubbock acuñó los términos paleolítico (del griego paleo, ‘antiguo’, y lithos, ‘piedra’) y neolítico (de neo, ‘nuevo’) para designar los sucesivos periodos en los cuales la actividad tecnológica humana estuvo fundamentada bien en el trabajo de la piedra tallada, bien en el de la pulimentada, respectivamente. El paleolítico ha sido tradicionalmente subdividido en tres grandes fases sucesivas: paleolítico inferior, medio y superior. El paleolítico inferior cubre un vasto periodo que se inicia con los primeros útiles líticos reconocibles hallados en yacimientos de Etiopía, fechados hace unos 2,5 millones de años, si bien parece demostrado que los primeros seres humanos debieron haber usado útiles mucho antes de esa fecha.

El paleolítico medio es un periodo que se extendió aproximadamente desde hace 180.000 hasta hace 40.000 años, y coincidió ampliamente con la presencia del hombre de Neandertal. El paleolítico superior se corresponde con la presencia del hombre moderno (Homo sapiens) y, en el hemisferio norte, tuvo su final hace unos 10.500 años, coincidiendo con la consumación de la glaciación.

El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico recibió la denominación de mesolítico (‘edad de la piedra media’). Por lo general, los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como sus predecesores. Su utillaje lítico estuvo caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos.

Si bien el neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. Sus inicios se suelen datar en el VII milenio en el Oriente Próximo y su final en el II milenio en Europa septentrional, dependiendo de las fechas en que se comenzó a utilizar el cobre.

4 EDADES DEL BRONCE Y DEL HIERRO

El periodo en que se produce la difusión de la metalurgia del bronce, posterior a la del cobre (calcolítico), ha recibido el nombre de edad del bronce, en tanto que la etapa durante la cual el hierro reemplazó a aquél como material de fabricación de instrumentos y armas es denominada edad del hierro. La primera área geográfica en la que se trabajó el hierro de forma predominante fue Oriente Próximo, hacia el siglo XIII a.C. En lo que respecta al caso europeo, la edad del hierro transcurrió desde el final de la edad del bronce (c. 700 a.C.) hasta la expansión de la República y el Imperio romanos (27 a.C.-68 d.C.).

PALEOLÍTICO


El Pleistoceno es el clima que caracteriza al Paleolítico. Al terminar se inicia el clima actual (Holoceno 10.000 a.C.)
Características:
- Es un periodo de cambios climáticos continuos, se van alternando los periodos de glaciación y los interglaciares (entre 2 glaciaciones)
- Hubo 4 glaciaciones, Günz, Mindel, Riss y Würm. Las glaciaciones eran épocas de clima polar
- Europa, excepto las riberas del Mediterráneo estaba totalmente congelada.
- En los periodos interglaciares el clima era templado y lluvioso.
- Vivimos en un periodo interglaciar (Holoceno)
- Günz- (periodo interglaciar Günz-Mindel) –Mindel- (Mindel-Riss) –Riss- (Riss-Würm) –Würm- (Holoceno).


La Hominización

Es la aparición del hombre sobre la tierra.
Hasta el siglo XIX se creía en la teoría creacionista.
Primero Lamarck y después Darwin criticaron esta teoría y crean la evolucionista (los seres se han ido transformando con el tiempo). La evolución se debe a la adaptación de los seres vivos al medio ambiente.
Lamarck es el iniciador de la teoría y Darwin la perfeccionó.
Lamarck dijo que la adaptación se produce por el uso de los órganos (ejemplo de las jirafas).
Darwin dice que la evolución se produce por selección natural. Los mejor adaptados al medio sobreviven. Su descendencia hereda las características que les permiten estar mejor adaptados.

Cadena evolutiva: Resto fósiles ordenados y clasificados que sirven para recomponer la evolución.

El hombre evolucionó de los primates:
Hace 40 o 50 millones de años había 5 ramas de monos.
De ellas 4 evolucionaron hacia los simios actuales.
1 familia evolucionó hasta el hombre actual

Paleolítico inferior:
Australopithecus: el más primitivo, muchos no lo consideran un homínido.
No es bípedo
Cara es hocical (mandíbula prominente)
Arcos superciliares fuertes
Frente huidiza
600 cm3 de cc.
Características del Paleolítico

Economía: Su economía es básicamente depredadora.(caza, pesca, recolecta)


La demografía se amplía en el P. Superior.
Por la existencia de las “Venus del Paleolítico” que existía el deseo de ampliar el número de hijos.
Se protegen de las glaciaciones con pieles y fuego, al saber usar este último también mejora la alimentación.

En el P. Superior los miembros de la tribu cooperan en la caza. Nombran a un jefe, el Chamán, que dirigía la caza y tenía funciones religiosas.
La caza tiene mayor éxito y pueden alimentar a los niños. Piensan que ellos en un futuro serán cazadores. No todos los niños sobreviven pero los que lo hacen tienen mayor esperanza de vida.

La industria paleolítico
El hombre construye instrumentos de caza a partir de piedras mediante la técnica del tallado (golpear hasta crear filo con una piedra, hueso o boj)

Utilizaban 3 tipos de piedra: Industria lítica

Sílex (el más utilizado)
Pedernal
Obsidiana
La mayor habilidad manual hace que el tallado y el retoque sean más superficiales desperdiciando así menos piedra y creando armas más perfectas más pequeñas
Con su inteligencia logra mayor variedad de armas para usos muy distintos.
Cuando el hombre es poco hábil los retoques son muy amplios por lo que los instrumentos han de ser grandes.


Arte Paleolítico

Aparece en el P. Superior con el h. Sapiens - Sapiens.
Está unido a las creencias de la cultura espiritual y del pensamiento abstracto

El estudio del arte nos permite conocer sus preocupaciones. Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que no es un arte estético, sino mágico-religioso.
Con el arte pretendían facilitar la caza, ya que pensaban que si el Chamán realiza sus conjuros ante las pinturas, estas se convierten en realidad.
La caza es el tema principal, es su preocupación fundamental.
Pocas veces pintan al hombre = poca importancia. Solo aparece en el arte levantino
Junto a los animales aparecen manos y signos geométricos.
§  Manos = intento de capturar
§  Signos = trampas y proyectiles


Las pinturas no aparecen en la parte de la cueva donde viven, sino al fondo, en un lugar de difícil acceso. Fondo de la cueva = zona sagrada.
Cuando falta espacio superponen las pinturas, lo cual demuestra que no es un arte estético.
Con la ayuda de la Antropología es como se han sacado estas conclusiones, ya que en la actualidad hay tribus que viven de forma paleolítica y pintan con intención mágico-religiosa.

Arte mueble
Se realiza sobre objetos móviles (instrumentos de caza, cuernos de animales, pequeñas figuras,...)

Bastones de mando: cuernos de animal con un agujero en su parte más amplia y con grabados. Se creyó que servían para saber quién era el jefe de la tribu y simbolizar su poder.
“Venus paleolíticas”: las más importantes: “Wilendorf, Vestrocine y Lespugne”.
Son figuritas de bulto redondo esculpidas en piedra.
Simbolizaban la fertilidad humana, rasgos como el pecho, el abdomen y las caderas están muy exagerados.
Los otros rasgos o no se representan o son muy pequeños (no tienen brazos, el final de las piernas desaparece y no tienen rostro) esto demuestra que estos rasgos para ellos no eran muy importantes.
El no tener rostro significa que no representan a ninguna mujer en concreto
Arte rupestre
Realizado sobre pared rocosa (en cuevas o en abrigos rocosos).
Arte franco-cantábrico = cuevas
Arte levantino = abrigos rocosos

Arte franco-cantábrico: Las pinturas se sitúan al fondo de la cueva, los grabados en la entrada.
Se desarrolla en el Sur de Francia y Norte de la Península Ibérica (cordillera cantábrica).
Yacimientos en Francia: Lascaux, Rouffignac.
Yacimientos en España: Altamira, El Castillo, La Pasiega.

§  Aparece en el interior de cuevas ha podido ser datado, fueron pintadas en el P. Superior.
§  Aparecen en cuevas habitadas, con los restos de los habitantes se ha podido efectuar la datación.
§  Representan fundamentalmente a animales, no aparece el hombre. Animales solos y aislados, no tienen movimiento, están representados de forma natural (arte realista o naturalista).
§  Es un arte policromo.
§  Aprovechan relieves de la roca para pintar miembros flexionados o vientres preñados.
 Arte levantino: Se desarrolla en las costas Mediterráneas españolas, aunque también hay en Israel, Norte de África,...
No ha podido ser fechado ya que aparece en abrigos rocosos no habitados. Se dijo que pertenecen al P. Superior como el arte franco-cantábrico. Un grupo de prehistoriadores dijeron que eran del Mesolítico:

§  No aparecen animales de tipo glaciar.
§  Tienen una composición más compleja.
§  Suelen representar escenas de caza: animales y hombres
§  Refleja movimiento (arte expresionista)
§  Es monocromo y el hombre es representado de forma esquemática.


MESOLÍTICO

El periodo de transición entre el final de la glaciación y el inicio del neolítico, constituyó una especie de hiato en el registro arqueológico llevado a cabo en el siglo XIX. Con el paso del tiempo se acuñó el término ‘mesolítico’ (edad de la piedra media) para denominar este periodo de transición en Europa. Hacia la década de 1880 ya se habían identificado algunas culturas desarrolladas entre el 8500 y el 7000 a.C. en el Oriente Próximo, pero en Gran Bretaña (territorio en el que el neolítico procede del continente europeo) esta etapa llegaría hasta el IV milenio. Por lo general los grupos mesolíticos siguieron siendo cazadores-recolectores, como sus predecesores, pero pasaron a cazar otras especies de animales muy diferentes (como el ciervo rojo y el cerdo en vez del reno) debido al cambio del clima, que tras la glaciación se hizo más templado. El utillaje lítico refleja este cambio de las condiciones ambientales y está caracterizado por la presencia de los microlitos geométricos. Éstos no se utilizarían solamente como puntas de flecha sino también como elementos de instrumentos más complejos, uniendo las puntas, con resina, a mangos de madera o astas de animales, que se emplearían como hoces u otros tipos de aperos para la recolección. También se emplearon hachas de piedra o azuelas para el trabajo de la madera. Fueron los grupos paleolíticos finales (o epipaleolíticos) del Oriente Próximo, como los de la cultura natufiense de Palestina, quienes al parecer dieron los primeros y decisivos pasos hacia la producción de alimentos y la adopción de la vida sedentaria.

4 NEOLÍTICO

Avebury El gran círculo megalítico de Avebury es, junto al de Stonehenge, también situado en Inglaterra, uno de los más famosos restos de la edad de piedra que se pueden contemplar hoy en día en las islas Británicas.Village Gallery/David Orbock
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Herramientas agrícolas primitivas El ser humano empezó a cultivar la tierra hace unos 10.000 años, con lo que abandonó el nomadismo y creó pueblos y ciudades. Estas herramientas agrícolas primitivas datan del año 6000 a.C. El hacha, abajo, servía para desbrozar; las hoces de pedernal, izquierda, para cosechar; una roca plana y una redondeada, centro, servían para moler el grano y las láminas de arcilla perforadas, arriba derecha, es probable que sirvieran para ventilar los hornos de pan.Dorling Kindersley

El neolítico ha estado tradicionalmente asociado a los orígenes de la agricultura, a la vida sedentaria y al uso de la cerámica y de instrumentos de piedra pulimentada. Sin embargo, en la actualidad se sabe que algunos de estos rasgos son anteriores a esta etapa. La cerámica hizo su aparición en Japón hace 16.000 años y en Australia se han encontrado útiles pulimentados con una antigüedad de 32.000 años. Incluso durante el neolítico estas características no siempre aparecen de forma conjunta. Por ejemplo, en el Oriente Próximo la producción de alimentos fue anterior a la aparición de la cerámica, lo que ha dado origen al término de neolítico precerámico (ver Jericó). No obstante, el vocablo neolítico sigue en uso en algunas partes del Viejo Mundo. Sus inicios se centran en el VII milenio en el Oriente Próximo y tiene su fin en el II milenio en Europa septentrional dependiendo del comienzo de la utilización del cobre.

Megalitos de la isla de Pascua La isla de Pascua posee un rico legado arqueológico en forma de grandes esculturas de piedra denominadas megalitos. Estas impresionantes estatuas fueron erigidas cientos de años antes de la llegada de los colonizadores europeos en el siglo XVIII. Los antiguos habitantes insulares extraían los megalitos de las canteras de piedra volcánica y los transportaban a distintos lugares de la isla.Everen T. Brown

En el neolítico se produjo la aparición de los primeros poblados con casas edificadas con diferentes materiales, en diferentes partes del mundo: casas de adobe en el Oriente Próximo y de grandes troncos de madera en Europa central y occidental por ejemplo. En Jericó, el neolítico precerámico coincidió con la construcción de una monumental muralla de piedra. Pero quizá el poblado neolítico más extraordinario sea el de Skara Brae en las islas Orcadas, cuyas casas y su mobiliario (incluido alacenas, aparadores y camas) están realizadas con losas. La cerámica, producto del desarrollo natural de pueblos sedentarios, fue ampliamente utilizada. El cultivo de cereal y la domesticación de animales, como vacas, ovejas, cabras y cerdos, fueron resultado no de un brillante descubrimiento, sino de la necesidad causada por la presión demográfica. La minería también hizo su aparición en el neolítico. Sus orígenes se pueden rastrear en el paleolítico, al practicarse actividades mineras para obtener ocre en África y en Australia o al excavar en cuevas para extraer nódulos de piedra. En el mesolítico se había obtenido obsidiana (piedra volcánica) en las islas del Mediterráneo, pero fue en Europa septentrional durante el neolítico cuando se explotaron ricas vetas de sílex de alta calidad mediante un enorme sistema de pozos y galerías radiales, extrayendo los bloques con picos construidos con astas de animales. Entre las minas mejor conocidas se encuentran las de Grimes Graves (Gran Bretaña), de Krzemionki (Polonia) y de Spiennes (Bélgica). El sílex de estas minas, al igual que el de otras muchas explotaciones al aire libre, fue transformado en hachas talladas o pulimentadas, objetos de una extensa y lejana comercialización, que se emplearon en la profunda deforestación que se produjo en Europa en esta época. Las numerosas y alargadas casas (de decenas de metros de longitud) construidas con grandes tablas de madera, pueden ser consideradas como evidencia de la deforestación. En el yacimiento de Kückhoven (Alemania noroccidental) se ha encontrado el pozo más antiguo, fechado más allá del 5000 a.C., que estaba revestido con enormes tablas de madera. Durante el neolítico también se construyeron carreteras o pistas mediante tablones de madera en la Europa húmeda, como la de Somerset (Gran Bretaña) y poblados formados por casas de madera a orillas de los lagos alpinos, a veces palafitos, esto es, levantadas en plataformas sobre el agua. Las excavaciones en estos poblados lacustres han sacado a la luz gran cantidad de productos manufacturados a partir de materiales orgánicos, como objetos de madera, de cestería o tejidos, que normalmente se desintegran con el paso del tiempo. Ello ha permitido vislumbrar la vida cotidiana de finales de la edad de piedra. Este tipo de materiales también se conserva en ambientes extremadamente áridos como el suroeste americano o las alturas andinas. La cerámica estaba a menudo ricamente decorada mediante motivos incisos, estampillados o pintados.

El arte neolítico también presenta una amplia variedad de figurillas (en ocasiones femeninas como en la zona euroasiática) pero quizá los logros más importantes se encuentran en una serie de imponentes monumentos localizados en diferentes partes del mundo. En Europa occidental hay numerosos túmulos funerarios de grandes dimensiones, construidos con tierra sobre las estructuras mortuorias de piedra. Es notable el ejemplo de Silbury Hill (sur de Inglaterra), un enorme túmulo de creta de 40 metros de altura y 160 de diámetro, construido hacia el año 2600 a.C. Más impresionantes aún son los monumentos megalíticos (del griego mega y lithos, ‘grandes piedras’) en especial los de Europa occidental: los grandes círculos británicos (de los que Stonehenge y Avebury son quizá los más conocidos); los menhires, o piedras hincadas verticalmente en el suelo, en la mayoría de los casos aislados pero en ocasiones en conjuntos como los asombrosos alineamientos de Carnac (Bretaña, Francia); los menhires-estatuas antropomórficos y las grandes tumbas megalíticas, desde Escandinavia hasta Portugal. Muchas de estas tumbas estaban profusamente decoradas con motivos incisos en sus piedras: espirales, puntas de diamante e incluso hachas. Algunas tumbas en España y Portugal estaban pintadas en su interior. Está bien comprobado que el trazado y la orientación de algunos de estos monumentos estaban en relación con la astronomía. Por ejemplo, Stonehenge está orientado según el solsticio de verano mientras que New Grange tiene un vano a través del cual penetran los rayos solares durante el solsticio de invierno. Aunque los bloques de piedra levantados en algunos de los monumentos europeos son de imponentes dimensiones, el logro probablemente más destacado de cualquier grupo humano en la edad de piedra se encuentra en la isla de Pascua, en el sur del océano Pacífico, donde desde los primeros siglos de nuestra era hasta el año 1600 aproximadamente, los nativos del neolítico construyeron impresionantes estatuas que descansaban sobre plataformas enormes construidas con cascajo y recubiertas con losas. Se esculpieron unas mil de estos moai en toba volcánica con cinceles de basalto y fueron transportadas, probablemente sobre troncos a modo de rodillos, varios kilómetros hasta la costa donde se encontraban las plataformas. El trabajo que supuso el labrado, el traslado y el izado de los megalitos ha generado un profundo respeto por sus constructores y por la inmensa capacidad del hombre, equipado tan sólo con utillaje de piedra y materiales orgánicos.

EVOLUCIÓN HUMANA

La evolución humana o también hominización se define como el proceso de transformación de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El estudio de dicho proceso es una búsqueda interdisciplinar en la que se aúnan conocimientos procedentes de ciencias como la antropología física, la lingüística y la genética.
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Etapas en la evolución humana [editar]
Los pre-australopitecinos [editar]
Los primeros posibles homínidos bípedos (Hominina) son Sahelanthropus tchadiensis (con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años), Orrorin tugenensis (unos 6 millones de años) y Ardipithecus (entre 5,5 y 4,5 millones de años). Debido a la escasez de restos fósiles y a lo fragmentario de los mismos, no hay acuerdo general sobre si estos primeros homínidos fueron totalmente bípedos.
Los australopitecinos [editar]


Reconstrucción de Australopithecus afarensis
Los primeros homínidos de los que se tiene la seguridad de que fueron completamente bípedos son los miembros del género Australopithecus, de los que se han conservado esqueletos muy completos (como el de la famosa Lucy).
Este tipo de homínido prosperó en las sabanas arboladas del este de África entre 4 y 2,5 millones de años atrás con notable éxito ecológico, como lo demuestra la radiación que experimentó, con al menos cinco especies diferentes esparcidas desde Etiopía y el Chad hasta Sudáfrica.
Su desaparición se ha atribuido a la crisis climática que se inició hace unos 2,8 millones de años y que condujo a una desertificación de la sabana con la consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Como resultado de esta presión evolutiva, algunos Australopithecus se especializaron en explotar productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, desarrollando un impresionante aparato masticador, originado a Paranthropus; otros Australopithecus se hicieron paulatinamente más carnívoros, originando a los primeros Homo.
Los primeros Homo
No se sabe con certeza qué especie originó los primeros miembros del género Homo; se han propuesto a A. africanus, A. afarensis y A. garhi, pero no hay un acuerdo general. También se ha sugerido que Kenyanthropus platyops pudo ser el antepasado de los primeros Homo.[1]





Reconstrucción de Homo habilis
Clásicamente se consideran como perteneciente al género Homo los homínidos capaces de elaborar herramientas de piedra. No obstante, esta visión ha sido puesta en duda en los últimos años; por ejemplo, se ha sugerido que Australopithecus ghari, hace 2,5 millones de años fue capaz de fabricar herramientas.[2] Las primeras herramientas eran muy simples y se encuadran en la industria lítica conocida como Olduvayense o Modo 1. Las más antiguas proceden de la región de Afar (Etiopía) y su antigüedad se estima en unos 2,6 millones de años,[3] pero no existen fósiles de homínidos asociados a ellos (ver El artesano olduvayense).
De esta fase se ha descrito dos especies, Homo rudolfensis y Homo habilis, que habitaron África Oriental entre 2,5 y 1,8 millones de años atrás, que a veces se reúnen en una sola. El volumen craneal de estas especies oscila 650 y 800 cm³.
El poblamiento de Eurasia


Reconstrucción de Homo ergaster


Distribución geográfica y temporal del género Homo. Otras interpretaciones difieren en la taxonomía y distribución geográfica.
Esta es sin duda la etapa más confusa y compleja de la evolución humana. El sucesor cronológico de los citados Homo rudolfensis y Homo habilis es Homo ergaster, cuyos fósiles más antiguos datan de hace aproximadamente 1,8 millones de años, y su volumen craneal oscila entre 850 y 880 cm³.
Morfológicamente es muy similar a Homo erectus y en ocasiones se alude a él como Homo erectus africano. Se supone que fue el primero de nuestros antepasados en abandonar África; se han hallado fósiles asimilables a H. ergaster (o tal vez a Homo habilis) en Dmanisi (Georgia), datados en 1.8 millones de años de antigüedad y que se han denominado Homo georgicus que prueban la temprana salida de África de nuestros antepasados remotos.[4]
Esta primera migración humana condujo a la diferenciación de dos linajes descendientes de Homo ergaster: Homo erectus en Extremo Oriente (China, Java) y Homo antecessor/Homo cepranensis en Europa (España, Italia). Por su parte, los miembros de H. ergaster que permanecieron en África inventaron un modo nuevo de tallar la piedra, más elaborado, denominado Achelense o Modo 2 (hace 1,6 ó 1,7 millones de años). Se ha especulado que los clanes poseedores de la nueva tecnología habrían ocupado los entornos más favorables desplazando a los tecnológicamente menos avanzados, que se vieron obligados a emigrar. Ciertamente sorprende el hecho que H. antecessor y H. erectus siguieran utilizando el primitivo Modo 1 (Olduvayense), cientos de miles de años después del descubrimiento del Achelense. Una explicación alternativa es que la migración se produjera antes de la aparición del Achelense.
Parece que el flujo genético entre las poblaciones africanas, asiáticas y europeas de esta época fue escaso o nulo. Homo erectus pobló Asia Oriental hasta hace solo unos 50.000 años (yacimientos del río Solo en Java) y que pudo diferenciar especies independientes en condiciones de aislamiento (como Homo floresiensis de las Isla de Flores (Indonesia). Por su parte, en Europa se tiene constancia de la presencia humana desde hace casi 1 millón de años (Homo antecessor), pero se han hallado herramientas de piedra más antiguas no asociadas a restos fósiles en diversos lugares. La posición central de H. antecessor como antepasado común de Homo neanderthalensis y Homo sapiens ha sido descartada por los propios descubridores de los restos (Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga).
Los últimos representantes de esta fase de nuestra evolución son Homo heidelbergensis en Europa, que supuestamente está en la línea evolutiva de los neandertales, y Homo rhodesiensis en África que sería el antepasado del hombre moderno.
Una visión más conservativa de esta etapa de la evolución humana reduce todas las especies mencionadas a una, Homo erectus, que es considerada como una especie politípica de amplia dispersión con numerosas subespecies y poblaciones interfértiles genéticamente interconectadas.
De nuevo África. Nos quedamos solos
La fase final de la evolución de nuestra especie está presidida por dos especies humanas, ambas inteligentes, que durante un largo periodo convivieron y compitieron por los mismos recursos. Se trata del Hombre de Neanderthal (Homo neanderthalensis) y nosotros mismos, Homo sapiens. Son en realidad dos historias paralelas que, en un momento determinado se cruzan.


Reconstrucción del Hombre de Neanderthal
El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 años,[5] presentando claras adaptaciones al clima frío de la época (complexión baja y fuerte, nariz ancha).
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 años (Etiopía). Hace unos 90.000 años llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huía hacia el sur de la glaciación que se abatía sobre Europa. Homo sapiens siguió su expansión y hace unos 45.000 llegó a Europa Occidental (Francia); paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue retirando, empujado por H. sapiens, a la periferia de su área de distribución (Península ibérica, mesetas altas de Croacia), donde desapareció hace unos 28.000 años.
Aunque H. neanderthalensis ha sido considerados con frecuencia como subespecie de Homo sapiens (H. sapiens neanderthalensis), análisis del ADN mitocondrial (ADNm) de fósiles de H. neanderthalensis sugieren que la diferencia existente es suficiente para considerarlos como dos especies diferentes, separadas desde hace al menos 400.000 años y probablemente más (ver el apartado "Clasificación" en Homo neanderthalensis).
Se tiene la casi plena certeza de que el Hombre de Neandertal no es ancestro del ser humano actual, sino una especie de línea evolutiva paralela derivada también del Homo erectus/Homo ergaster a través del eslabón conocido como Homo heidelbergensis. El neandertal coexistió con el Homo sapiens y quizá terminó extinguido por la competencia con nuestra especie. Si existió algún mestizaje entre ambas especies, el aporte a la especie humana actual ha sido, en lo genético, inferior al 5% (un arqueólogo y paleoantropólogo que defendía la hipótesis de una fuerte mixogénesis de las dos especies ha sido descubierto como falsificador de "pruebas"; en efecto, existe actualmente casi total escepticismo de que ambas especies hayan sido interfértiles). En cuanto al llamado Hombre de Cro-Magnon corresponde a las poblaciones de Europa Occidental de la actual especie Homo sapiens.
Homo sapiens
Los parientes vivos más cercanos a anuestra especie son los grandes simios: el gorila, el chimpancé, el bonobo y el orangután.
Demostración palmaria de este parentesco es que un mapeo del genoma humano actual indica que Homo sapiens comparte casi el 99% de los genes con el chimpancé y con el bonobo. Para mayor precisión, el genoma de cualquier individuo de nuestra especie tiene una diferencia de sólo el 0,27% respecto al genoma de Pan troglodytes (chimpancés) y de 0,65% respecto al genoma de los gorilas.
Los fósiles más antiguos de Homo sapiens tienen una antigüedad de casi 200.000 años[6] y proceden del sur de Etiopía (formación Kibish del río Omo), considerada como la cuna de la humanidad (véase Hombres de Kibish). A estos restos fósiles siguen en antigüedad los de Homo sapiens idaltu, con unos 160.000 años.


Cladograma que muestra las relaciones de parentesco entre los principales grupos humanos, basado en datos genéticos[7]
Algunos datos de genética molecular concordantes con hallazgos paleontológicos, sostienen que todos los seres humanos descienden de una misma Eva mitocondrial o E.M., esto quiere decir que, según los rastreos del ADNm - que sólo se transmite a través de las madres-, toda la humanidad actual tiene una antecesora común que habría vivido en el noreste de África (en territorios que corresponden a los actuales estados de Etiopía y Kenia) hace entre 140.000 y 200.000 años[8] (ver haplogrupos de ADN mitocondrial humano). En otros estudios sin embargo, basados en el polimorfismo del complejo mayor de histocompatibilidad, se sugiere que en los ultimos 30 millones de años la especie humana o sus ancestros jamas pudieron haber comprendido menos de 100.000 individuos, lo que derrumba la teoría del "cuello de botella" del ADNm y la Eva ancestral. Estas conclusiones son derivadas del hecho que humanos y chimpances comparten muchas diferentes variedades de los mismos genes, que no pudieron haberse trasmitido de especie a especie si hubiera existido solo un humano originario.[9]
Estudios de los haplogrupos del cromosoma Y humano, situan el origen de nuestra especie en el este Africano y no más antiguo que 200.000 años.[10]
Otros indicios derivados de muy recientes investigaciones sugieren que la de por sí exigua población de Homo sapiens hace unos 74.000 años se redujo al borde de la extinción al producirse el estallido del volcán Toba, según la Teoría de la catástrofe de Toba, volcán ubicado en la isla de Sumatra, cuyo estallido ha dejado como rastro el lago Toba. Tal erupción-estallido tuvo una fuerza 3.000 veces superior a la erupción del Monte Santa Helena en 1980. Esto significó que gran parte del planeta se vio cubierto por nubes de ceniza volcánica que afectaron negativamente a las poblaciones de diversas especies incluidas la humana, según esta hipótesis llamada entre la comunidad científica Catástrofe de Toba, la población de Homo sapiens (Entonces toda en África. La primera migración fuera de África fue en torno al año 70.000 ac) se habría reducido a sólo alrededor de 1000 individuos. Si esto es cierto, significaría que el 'pool' genético de la especie se habría restringido de tal modo que se habría potenciado la unidad genética de la especie humana.
No todos están de acuerdo con esa datación. Después de analizar el ADN de personas de todas las regiones del mundo, el genetista Spencer Wells sostiene que todos los humanos que viven hoy descienden de un solo individuo que vivió en África hace unos 60,000 años.
Por todo lo antedicho queda demostrado el monogenismo de la especie humana y, consecuentemente, descartado el poligenismo, que servía de "argumento" a teorías racistas.
Migraciones prehistóricas de Homo sapiens
Junto a los hallazgos arqueológicos, el principal indicador de la expansión del ser humano por el planeta es el ADNm, aunque se está investigando el cromosoma Y, que es característico de los machos, para lograr mayores precisiones.
Los humanos ya habrían comenzado a salir del África unos 90.000 años antes del presente. Colonizando para esas fechas el sur de Eurasia (Estos restos fósiles han sido atribuibles a tempranos homo sapiens, pero su real relación con los humanos modernos es aun discutida).


Mapa de la migración humana según estudios del ADN mitocondrial. La leyenda representa los miles de años desde la actualidad. La línea azul señala la extensión máxima de los hielos y las áreas de tundra durante la última gran glaciación.
Australia y Nueva Guinea: la Línea de Wallace significó para los Homo sapiens un límite insuperable durante casi 20.000 años para acceder a esta región. La llegada de humanos a Australia se data hace unos 70.000 años cuando pudieron fabricar rústicas almadías o balsas de juncos para atravesar el estrecho que durante las glaciaciones formaba la Fosa de Wallace, separando a Australasia.
Europa: recién comenzó a ser colonizada hace sólo unos 40.000 años, ellos suponen que durante milenios el desierto de Siria resultaba una barrera infranqueable desde África hacia Europa, por lo que habría resultado más practicable una migración costera desde las costas de Eritrea a las costas yemeníes y de allí al subcontinente indio. La expansión por Europa coincide con la extinción de su coetáneo de entonces, el hombre de Neandertal.
Oceanía: la colonización de estas islas más próximas a Eurasia se habría iniciado hace unos 50.000 años, pero la expansión por esta MUG (macro-unidad geográfica) fue muy lenta y gradual, y hasta hace unos 15.000 años los Homo sapiens no comenzaron una efectiva expansión por Oceanía, aunque archipiélagos como el de Hawai y Nueva Zelanda no estaban aún poblados por seres humanos hace 2.000 ó 1.500 años (se requirió el desarrollo de una apropiada técnica naval y conocimientos suficientes de náutica.
América: la llegada del hombre a América, se habría iniciado durante el Wurmiense. Esto hace unos 40.000, o cuando menos, 30.000 años atrás. Durante las glaciaciones el nivel de los océanos desciende al grado que el "Viejo Mundo" y el "Nuevo Mundo" forman un megacontinente unido por el Puente de Beringia.
Antártida: ha sido la última MUG descubierta por el español Gabriel de Castilla (1603), siendo poblada desde 1904, y con población nativa desde 1978 (población chilena).
Bipedestación
Los Homínidos, primates bípedos, habrían surgido hace unos 6 ó 7 millones de años en África, cuando dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las áreas de bosques y selvas. Como adaptación al bioma de sabana aparecieron primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y mantenerse erguidos (East Side Story;[13] [14] ) . Más aún, en un medio cálido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja una de las mejores soluciones adaptativas son la marcha bípeda y la progresiva reducción de la capa pilosa, esto evita el excesivo recalentamiento del cuerpo. Hace 150.000 años el norte de África volvió a sufrir una intensa desertización lo cual significó otra gran presión evolutiva como para que se fijaran los rasgos principales de la especie Homo sapiens.
Para lograr la postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
Cráneo. Para permitir la bipedestación, el foramen magnum (u orificio occipital por el cual la médula espinal pasa del cráneo a la raquis) se ha desplazado; mientras en los simios el foramen magnum se ubica en la parte posterior del cráneo, en el Homo sapiens (y en sus ancestros directos) el foramen magnun se ha "desplazado" casi hacia la base del mismo.
Columna vertebral. La columna vertebral bastante rectilínea en los simios, en el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo, tales curvaturas tienen un efecto "resorte". Por lo demás la columna vertebral ha podido erguirse casi 90º a la altura de la pelvis, si se compara con un chimpancé se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta empujado hacía adelante por el propio peso; en la raquis humana el centro de gravedad se ha desplazado, de modo que el centro de gravedad de todo el cuerpo se sitúa encima del soporte que constituyen los pies, al tener el Homo sapiens una cabeza relativamente grande el centro de gravedad corporal es bastante inestable (y hace que al intentar nadar, el humano tienda a hundirse "de cabeza")[cita requerida]. Otro detalle; las vértebras humanas son más circulares que las de los simios, esto les permite soportar mejor el peso vertical.
Pelvis. La pelvis se ha debido ensanchar, lo cual ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie. Los huesos ilíacos de la región pelviana en los Homo sapiens (e inmediatos antecesores) "giran" hacia el interior de la pelvis, esto le permite soportar mejor el peso de los órganos al estar en posición erecta. La citada modificación de la pelvis implica una disminución importante en la velocidad posible de la carrera por parte de los humanos. La bipedestación implica una posición de la pelvis, que hace que las crías nazcan "prematuras": en efecto, el parto humano es denominado ventral acodado ya que existe casi un ángulo recto entre la cavidad abdominal y la vagina que en el pubis de la mujer es casi frontal, si en todos los otros mamíferos el llamado canal de parto es muy breve, en cambio en las hembras de Homo sapiens es muy prolongado y sinuoso, esto hace dificultosos los alumbramientos. Como se verá más adelante, esto ha sido fundamental en la evolución de nuestra especie.
Piernas. También para la bipedestación ha habido otros cambios morfológicos muy importantes y evidentes, particularmente en los miembros y articulaciones. Los miembros inferiores se han robustecido, el fémur humano se inclina hacia adentro, de modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la articulación de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional (esto es, puede moverse en diversas direcciones), aunque en los monos -por ejemplo el chimpancé- existe una mayor flexibilidad de la articulación de la rodilla, es para un mejor desplazamiento por las copas de los árboles, es así que el humano a diferencia de sus parientes más próximos no marcha con las rodillas dobladas.
Pies. En los humanos los pies se han alargado, particularmente en el talón, reduciéndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar" del pie (el dedo mayor), en líneas generales el pie ha perdido casi totalmente la capacidad de aprehensión. Se sabe, en efecto, que el pie humano ha dejado de estar capacitado para aferrarse (cual si fuera una mano) a las ramas, pasando en cambio a tener una función importante en el soporte de todo el cuerpo. El dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el equilibrio de los homínidos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de un chimpancé es transversal, lo que permite al simio aferrarse más fácilmente de las ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado, facilita el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o correr. Los huesos de los miembros inferiores son relativamente rectilíneos en comparación con los de otros primates.
Ventajas de la bipedestación
Es evidente que la gran cantidad de modificaciones anatómicas que condujeron del cuadrupedismo al bipedismo requirió una fuerte presión selectiva. Se ha discutido mucho sobre la ineficacia de la marcha bípeda comparada con la cuadrúpeda. También se ha criticado que ningún otro animal de los que se adaptaron a la sabana al final de Mioceno desarrolló una marcha bípeda. Hemos de tener en cuenta que partimos de homínidos con un tipo de desplazamiento cuadrúpedo que no es ninguna maravilla adaptativa; en efecto, el modo en que se desplazan los chimpancés, apoyando la segunda falange de los dedos de las manos no puede compararse a la marcha cuadrúpeda de ningún otro mamífero. Puede ser suficiente en trayectos cortos por el suelo, pero no es muy eficaz para grandes desplazamientos en terreno abierto. Los primeros homínidos de sabana probablemente se vieron obligados a desplazarse distancias considerables en campo abierto para alcanzar grupos de árboles situados a distancia. La marcha bípeda pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:
Permite otear el horizonte por encima de la vegetación herbácea en busca de árboles o depredadores.
Permite transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos, liberadas de la función locomotora.
Es más lenta que la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa energéticamente, lo que debería ser interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hábitat más pobre en recursos que la selva.
Expone menos superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez del líquido elemento.
Hace años se argumentó que la liberación de las manos por parte de los primeros homínidos bípedos les permitió elaborar armas de piedra para cazar, lo cual habría sido el principal motor de nuestra evolución. Hoy está claro que la liberación de las manos (que se produjo hace más de 4 millones de años) no está ligada a la fabricación de herramientas, que aconteció unos 2 millones de años después, y que los primeros homínidos no eran cazadores y que a lo sumo comían carroña esporádicamente.
Aspectos morfológicos
Diferencias con otros primates
Cuando los ancestros del Homo sapiens y otros muchos primates vivían en selvas comiendo frutos, bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genética, que tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal vitamina. Tales pérdidas durante la evolución han implicado sutiles pero importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homínidos (y luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias, migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada vitamina C).
Todos los cambios reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (aunque se mida en millones de años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática (por ejemplo, el corazón recibe -relativamente- "poca" sangre).
Liberación de los miembros superiores
La postura bípeda dejó libres los miembros superiores que ya no tienen que cumplir la función de patas (excepto en los niños muy pequeños) ni la de braquiación, es decir, el desplazamiento de rama en rama con los brazos, aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una complexión de tipo arborícola.
Esta liberación de los miembros superiores fue, en su inicio, una adaptación óptima al bioma de sabana; al marchar bípedamente y con los brazos libres, los ancestros del hombre podían recoger más fácilmente su comida; raíces, frutos, hojas, insectos, huevos, reptiles pequeños, roedores y carroña; en efecto, muchos indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran medida carroñeros y, dentro del carroñeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo, esto es, robaban las presas recién cazadas por especies netamente carnívoras; para tal práctica, nuestros ancestros debían haber actuado en bandas, organizadamente.
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se han acortado. Estos miembros superiores al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido especializar en funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una característica heredada de los primates más antiguos, pero si en éstos la función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo lugar aprehender las frutas o insectos que servían de alimento, en la línea evolutiva que desemboca en nuestra especie la motilidad de la mano, y en particular de los dedos de ésta, se ha hecho gradualmente más precisa y delicada lo que ha facilitado la elaboración de artefactos; aún (junio de 2005) no se tiene conocimiento respecto al momento en que la línea evolutiva comenzó a crear artefactos, es seguro que ya hace más de 2 millones de años Homo habilis/Homo rudolfensis realizaba toscos instrumentos que utilizaba asiduamente (en todo caso, los chimpancés, en estado silvestre, confeccionan "herramientas" de piedra, madera y hueso muy rudimentarias). El desarrollo de la capacidad de pronación en la articulación de la muñeca también ha sido importantísimo para la capacidad de elaborar artefactos.
Visión
El humano hereda de los prosimios la visión estereoscópica y pancromática (la capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible); los ojos en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica (en tres dimensiones), pero si esa característica surge en los prosimios como una adaptación para moverse mejor durante la noche o en ambientes umbríos como los de las junglas, en Homo sapiens tal función cobra otro valor; facilita la mirada a lontananza, el otear horizontes, en este aspecto la visión es bastante más aguda en los humanos que en los otros primates y en los prosimios. Esto facilitará el hecho por el cual Homo sapiens sea un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mímica), facilitará asimismo lo imaginario.
Especialización
Pese al conjunto de modificaciones morfológicas antes reseñadas, desde el punto de vista de la anatomía comparada, llama la atención una cuestión: Homo sapiens es un animal relativamente poco especializado. En efecto, gran parte de las especies animales ha logrado algún tipo de especialización anatómica (por ejemplo los artiodáctilos poseen pezuñas que les permiten correr en las llanuras despejadas), pero las especializaciones, si suelen ser una óptima adaptación a un determinado bioma, conllevan el riesgo de la desaparición de la especie especializada y asociada a tal bioma si éste se modifica.
La ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales.
Más aún, aunque parezca paradójico, Homo sapiens tiene características neoténicas. En efecto, la estructura craneal de un Homo sapiens adulto se aproxima más a la de la cría de un chimpancé que a la de un chimpancé adulto: el rostro es achatado ("ortognato" o de "bajo índice facial") y es casi inexistente el torus supraorbitario (en la humanidad actual apenas se encuentran vestigios de torus en las poblaciones llamadas australoides). De otro modo se puede decir que los arcos superciliares de Homo sapiens son "infantiles", delicados, el rostro aplanado o ligeramente prognato.
Homo sapiens es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones naturales.
Asociado al hecho por el cual morfológicamente el ser humano tenga características que le aproximan a las de un chimpancé "niño" se encuentra el 'ortognatismo' y esto quiere decir, entre otras cuestiones, que los dientes de Homo sapiens son relativamente pequeños y poco especializados, las mandíbulas, por esto, se ha abreviado y hecho más delicadas, falta además el diastema o espacioio en donde encajan los colmillos. La debilidad de las mandíbulas humanas las hace casi totalmente inútiles para la defensa a mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy deficientes para poder consumir gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los muchos déficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.
Aparición del lenguaje simbólico
Artículo principal: Evolución del lenguaje
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico por lógica parecería implicar que hay que hablar previamente de la cerebración, y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano simbólico tiene sus antecedentes en momentos y cambios morfológicos que son previos a cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por ejemplo, los chimpancés pueden realizar un esbozo primario de lenguaje simbólico basándose en la mímica (de un modo semejante a un sistema muy simple de comunicación para sordomudos).
Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los significantes acústicos, y para que una especie tenga la capacidad de articular sonidos discretos, se requieren más innovaciones morfológicas, algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo simbólico. En efecto, observemos la orofaringe y la laringe: en los mamíferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la parte alta de la garganta, de modo que la epiglotis cierra la tráquea de un modo estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en Homo sapiens, la laringe se ubica más abajo, lo que permite a las cuerdas vocales la producción de sonidos más claramente diferenciados y variados, pero al no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta deben alternarse para que el sujeto no se ahogue. El acortamiento del prognatismo que se compensa con una elevación de la bóveda palatina facilitan el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirán un lenguaje oral lo suficientemente articulado.
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (España) evidencian que Homo antecessor, hace unos 800.000 años, ya tenía la capacidad, al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente articulado como para ser considerado simbólico, aunque la consuetudinaria fabricación de utensilios (por toscos que fueran) por parte del Homo habilis hace unos 2 millones de años, sugiere que en éstos ya existía un lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente información ó enseñanza para la confección de los toscos artefactos.
Además de todas las condiciones recién mencionadas, imprescindibles para la aparición de un lenguaje simbólico, se debe hacer mención de la aparición del gen FOXP2 que resulta básico para la posibilidad de tal lenguaje y del pensar simbólico, como se verá a continuación.
Cerebración


El Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci
La cerebración y la corticalización son temas que requieren, por sí solos, artículos propios, dado el alcance y la importancia de dichos procesos. Aquí importa comentar de lo mínimo indispensable para comprender la evolución humana.
La cerebración tanto como la corticalización son fenómenos biológicos muy anteriores a la aparición de los homínidos, sin embargo en éstos, y en especial en Homo sapiens, la cerebración y la corticalización adquieren un grado superlativo (hasta el punto que Theilard de Chardin enunció una curiosa teoría, la de la noósfera y noogénesis, esto es: teoría del pensar inteligente, que se basa en la evolución del cerebro).
El cerebro de Homo sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de los mayores. Más llamativo es el consumo de energía metabólica (por ejemplo, la producida por la "combustión" de la glucosa) que requiere el cerebro: un 20% de toda la energía corporal, y aún cuando la longitud de los intestinos humanos evidencian los problemas que se le presentan.
En Homo sapiens el volumen oscila entre los 1.200 a 1.400 cm3, siendo el promedio global actual de 1.350 cm3; sin embargo no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es: cómo está dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del cerebro en particular. Por término medio, los Homo neanderthalensis pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaño que el de nuestra especie, pero la morfología de su cráneo demuestra que la estructura cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertalenses tenían poco desarrollados los lóbulos prefrontales y, en especial, muy poco desarrollados los lóbulos frontales. El cráneo de Homo sapiens no sólo tiene una frente adelantada (sobre el rostro), sino que es también más alto en el occipucio (cráneo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lóbulos prefrontales y frontales; de todos los mamíferos, Homo sapiens es el único que tiene la faz ubicada bajo los lóbulos frontales.
Sin embargo, aún más importante para la evolución del encéfalo parecen haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.
Se ha hecho mención en el apartado dedicado a la aparición del lenguaje articulado de la importancia del gen FOXP2; dicho gen es el encargado del desarrollo de las áreas del lenguaje y de las áreas de síntesis (las áreas de síntesis se encuentran en el córtex de los lóbulos prefrontales y, sobre todo, frontales). El aumento del cerebro y su especialización permitió la aparición de la llamada lateralización, o sea, una diferencia muy importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su córtex áreas específicas que posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes acústicos: el área de Wernicke y el área de Broca.
Es casi seguro que ya hace 200.000 años los sujetos de la especie Homo sapiens tenían un potencial intelectual equivalente al de la actualidad, pero para que se activara tal potencial tardaron milenios: el primer registro de conducta artística conocido se data hace sólo unos 75.000 años, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas fuera del lenguaje hablado se datan hace sólo entre 40.000 y 35.000 años, ... las primeras escrituras (" memoria segunda" como bien les llamara Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 ó 5.000 años, en el Valle del Nilo ó en la Mesopotamia asiática.
Se ha dicho, también líneas antes, que Homo sapiens mantiene características de estructura craneal "primitivas" ya que recuerdan a las de un chimpancé infantil;, en efecto, tal morfología es la que permite tener la frente sobre el rostro y los lóbulos frontales desarrollados.
La cabeza de Homo sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande; aún en el feto y en el neonato, razón principal por la cual los partos son difíciles, sumada a la disposición de la pelvis.
Una solución parcial a esto es la heterocronía: el neonato humano está muy incompletamente desarrollado en el momento del parto; puede decirse (con algo de metáfora) que la gestación en el ser humano no se restringe a los ya de por sí prolongados nueve meses intrauterinos, sino que se prolonga extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros años; en efecto, el infante está completamente desvalido durante años, tan es así que, que entre los 2 a 4 años es cuando tiene lo suficientemente desarrolladas las áreas visuales del cerebro como para tener una percepción visual de su propio ser (Estadio del espejo descubierto por Jacques Lacan en la década de 1930). Ahora bien, si Homo sapiens tarda mucho en poder tener una percepción plena de su imagen corporal es interesante saber que es uno de los pocos animales que se percibe al ver su imagen reflejada (sólo se nota esta capacidad en bonobos, chimpancés, y si acaso en gorilas, orangutanes, delfines y elefantes).
Tal es la prematuración de Homo sapiens, que mientras un chimpancé neonato tiene una capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancé adulto, o la capacidad de Australopithecus afarensis era en el parto de un 50% respecto a la de su edad adulta, en Homo sapiens 'bebé' tal capacidad no supera al 25% de la capacidad que tendrá a los 45 años (a los 45 años aproximadamente es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano).Pero no basta el desarrollo cronológico; para que el cerebro humano se "despliegue" -por así decirlo- o desarrolle requiere de estimulación y afecto, de otro modo la organización de algunas de las áreas del cerebro puede quedar atrofiada

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